
¡Matan a un hombre en la salida a Quiroga, dos muertos y un herido por un encontronazo entre dos vehículos¡ otro más es asesinado en la colonia Los Ángeles y, en Ciudad Industrial, los vecinos informan de un cadáver tirado en la calle, mismo al que encontraron maniatado. Otros diarios dan a conocer que ¡Policías hayan otros cadáveres, del sexo masculino, abatido uno en una construcción en obra negra, a la salida Poniente de nuestra capital!
Si fuese la intención de investigar el número de muertos en sólo un fin de semana, seguramente que los lectores no se sorprenderían de los resultados. Los asaltos a casas habitación tampoco son excepcionales y más bien, frecuentes. Estoy cierto que las autoridades policíacas y administrativas deben estar muy alarmadas por el crecimiento excepcional de “estos accidentes” que a diario se presentan, no solamente en nuestra capital, sino en todos los municipios sin exclusión alguna.
Tal vez las estadísticas reales de los asaltos, tanto a casas habitación como a usuarios banqueros, o a transeúntes, las autoridades en la materia no las dan a conocer para no alarmar a los ciudadanos. Por otra parte, as páginas rojas de más de un diario han sido suprimidas, seguramente para no alarmar o asustar a la ciudadanía o, tal vez, porque los que hemos sufrido este flagelo no los denunciamos, por presuponer que no habrá investigación alguna.
No son pocos los morelianos que hemos padecido de asaltos o de robos, tanto en su persona como en su hogar, por lo que en forma personal, nos hemos decidido a realizar la denuncia correspondiente. Primero, porque hemos sufrido un atraco y, segundo, aun cuando no tengamos la certeza de que las autoridades en la materia, no analizaran ni investigarán, es obligación moral la denuncia correspondiente a efecto que ¡realicen sus compromisos como autoridades que lo son!

(Foto: Especial)
Comparado con años anteriores, es más frecuente que usuarios de distintos bancos, tan luego como retiran su dinero, salen de las instalaciones del mismo banco y a pocos pasos de la institución, son sorprendidos por los “cacos” y, a punta de pistola, son obligados a entregar sus recursos económicos recibidos del banco, que hace suponer que dentro del organismo bancario puede haber o realmente “hay pajaros en el viento”.
Cierto que en nuestro país (y por supuesto en Michoacán también) las cosas se han degradado considerablemente y ya no existe ni el viejo México ni la vieja y hermosa capital michoacana, en la que por sus viejas y hermosas calles, deambulábamos por todas partes, a cualquier hora y sin miedo alguno.
En la Morelia de mis años infantiles también asaltaban y robaban, pero podíamos escuchar las voces (más bien los gritos) de los veladores vigilantes, cuando al doblar las campanas del reloj de nuestra catedral, gritaban “las once de la noche,...Ave María purísima”.
Indudablemente que las cosas han cambiado en México, en nuestro estado y nosotros también, pero tenemos la convicción y la esperanza de que el futuro de nuestro país nos sea más favorable.
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¡Huy que miedo... ahí vienen los rusos!
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¡En jamelgos van, lanza en ristre!
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Uno grande y el otro enano (mosqueteros y jamelgos)
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Desvergonzados y desnacionalizados
Dilma, de la cárcel a la Presidencia
¿Por qué y para qué?, sin respuestas
Las orejas muy, pero muy grandes. ¿Cuánto muertos más?
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De torpezas, de muros y de miedos
En el último tercio de la corrida
Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario
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Míster Rico McPato o el tiro por la culata