
Estamos ya en las celebraciones michoacanas del Día de Muertos y reaparece la puesta en escena de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, controvertida pieza teatral, pero inmortal. Se me ocurre, para esta semana, decir del mito de don Juan. Y para la próxima escribir sobre Don Giovanni de Mozart, cumbre mayor de la música y de la ópera universales.
El mito de don Juan es reciente. Se configuró como tal en la primera mitad del siglo XVII, a partir de la publicación de la obra teatral de Tirso de Molina que lleva por nombre El burlador de Sevilla o El convidado de piedra (1630). El personaje es antiguo y fácil de encontrar en Grecia y en la Roma precristiana. El Ars amandi de Ovidio (43 AC- 17 DC) es el primer manual, el más cínico y el más perfecto del amor donjuanesco, y el mismo Ovidio fue un don Juan, con todas sus glorias y sus miserias.
El personaje del mito es español, de esa España que era el colmo de la inmoralidad en todos los sectores sociales: la burocracia presidida por el rey, la sociedad civil y el clero, y era particularmente notable en Madrid, que al fin y al cabo era la capital del imperio más grande del mundo, y como tal, recogía la crema y la escoria de todo el mundo. La Iglesia española estaba saliendo apenas de la gran herejía de los “alumbrados”, que mezclaba excesos de arrebato místico y de erotismo y que invadió iglesias y conventos de toda la península ibérica.
Las escalas de conventos y los raptos de novicias con hábito eran el pan nuestro de cada día, pues además, la mitad de las mujeres jóvenes de posición estaban enclaustradas. Legendarios fueron los amoríos del rey Felipe IV (un don Juan muy avanzado) y Sor Margarita de la Cruz, del Convento de San Plácido, amores en los que participaban la abadesa, las dueñas y los cortesanos, como en el teatro.
Estos personajes de la vida diaria de la capital ya habían inspirado piezas dramáticas que los pintaban: Leucinio de El infamador de Juan de la Cueva y Leonidio de La fianza satisfecha de Lope de Vega son don juanes verdaderamente espeluznantes. Pero el modelo príncipe para la pieza de Tirso de Molina fue don Juan de Tassis, Conde de Villamediana, hermoso varón, elegante y arrogante, adorado de las mujeres, gran alanceador de toros y mejor espadachín, atropellador de todas las honras femeninas que se le ocurrieron o atravesaron y cuya osadía de ostentación llegó al colmo cuando en un torneo de toros salió a la plaza con una divisa en su lanza que decía: “Son mis amores reales”. El rey Felipe IV no permitió que otro saqueara su serrallo. Don Juan de Tassis fue asesinado de un tiro de ballesta una noche oscura en una calle de Madrid y la décima que lo recuerda, atribuida a Góngora, a Quevedo y a Lope de Vega, comienza así:
Mentidero de Madrid,
Decidme, ¿quién mató al conde?
Y termina afirmando:
La verdad del caso ha sido
Que el matador fue Bellido
Y el impulso soberano.
Parece ser que este fue el don Juan que el abate Tirso de Molina inmortalizó. No es un seductor, pues aunque las mujeres se le quieren entregar, prefiere tomarlas por atropello y con engaños, procurando ofenderlas y lastimar lo más a los deudos, padres, maridos, novios o hermanos; y si en ese camino los hiere o los mata. No es un inmoral, pues no hay reproche que lo afecte ni remordimiento que lo aborde; no hay norma para él, aunque cree en el Dios cristiano; su conducta no es inmoral, es inconsciente, es amoral. Pero lo que hizo de don Juan un mito fue el añadido del personaje capaz de convocar y hablar con los muertos, hacerlos salir de sus sepulturas e invitarlos a comer, tratarlos como a los vivos y desafiar en ellos a Dios, aunque en ello le vaya la vida, la cual tampoco tiene en mucho aprecio, pues siempre vive al día. Es don Juan el personaje que las mujeres adoran, los hombres envidian, los muertos temen y Dios respeta, porque don Juan es capaz de negarse, consciente y por voluntad, a la salvación.
El burlador de Sevilla ha sido la inspiración de decenas de otras piezas de teatro y de óperas. Entre ellas, la de Mozart, que con Da Ponte y Casanova, plantaron sus picas en la arena del drama de don Juan. De esto escribiré la próxima semana.
Cerró el XXXI Festival de Música de Morelia
Abrió el XXXI Festival de Música de Morelia
Una vez más, habemus Festival de Música
Inédita, insólita e irrepetible
Rhapsody in blue en el Conservatorio de las Rosas
De Sylvia Ordóñez y Gerhart Muench
Del Festival Internacional de Guitarra de Morelia
“La Matraca” en “Todos los Jueves”
La OCUM estrena obra de Manuel Cuevas
La Sonata Hammerklavier y el Cuarteto Opus 130 de Beethoven
De mis mejores recuerdos de la música/6
Ilusión, frustración y gusto con la OCUM
Todos los jueves en el Conservatorio de las Rosas
De lo mejor de mis recuerdos en la música/5
De la veleidad humana y algunas de sus razones/2
De la veleidad humana y algunas de sus razones
De lo mejor de mis recuerdos en la música/4
De lo mejor de mis recuerdos en la música /3
De la música clásica en el 2018
Artículo 1000: Cerró el XXX Festival de Música de Morelia
Concierto de la Camerata Morelia
Promesa cumplida: De Tonantzin Ortega con la OCUM
Medicina, música y neurología con la OCUM
Dmitri Shostakovich en el Conservatorio de las Rosas
El trovador de Giuseppe Verdi en León
De algunas mujeres músicas (compositoras de música)
De las mujeres de los músicos/6
Concierto histórico de la OCUM
¡Ser poco el amor y desperdiciarlo en celos!
Parece ser que regresamos a la normalidad
De los directores de la Osidem
Algunas reflexiones sobre sociología de la música
Música, arte, cultura y sociedad
El Coro de la Transformación en el Sanatorio La Luz
Ensamble Contemporáneo de Morelia
XXIX Festival de Música de Morelia. Tercer fin de semana
XXIX Festival de Música de Morelia. Segundo fin de semana
“Cuicayólotl” o “Canto del corazón”
Habemus XXIX Festival de Música de Morelia
La Universidad Michoacana festeja su Centenario
Magnífico concierto con fines benéficos
Un poco de historia de mi pasión por la música clásica
La música y los terremotos de México
Rafael Méndez en “Todos los jueves”
Un poco de historia de mi pasión por la ópera
Vuelve la Orquesta de Cámara de la Universidad Michoacana
Si no hay para pan, buenas son tortillas
Para seguir hablando de música
Se canceló el concierto de la Osidem
Del orden de las obras en los programas de música clásica
De la abundancia a la filosofía
Del Festival Internacional de Guitarra de Morelia
Hermosa Schubertiada, la tercera
Segunda Schubertiada en el Conservatorio de las Rosas
Schubertiadas con Alexandr Pashkov
En el centenario natal de Juan Rulfo: 16 de mayo de 1917
De la Quinta sinfonía de Beethoven
De los conciertos para piano de Mozart
Verdad y belleza de la pirekua con Nana Rocío Próspero
El Stabat Mater de Dvorák en Coatepec, Veracruz
En verdad, ¿sabré yo qué es la música?
¡Muy buen concierto de la Osidem!
Una vez más, de la Osidem en su primera temporada del año
En una velada de Todos los Jueves del Conservatorio
La Osidem en su primera temporada del año
Almas gemelas: Monarcas Morelia y la Osidem
¿Puede intentarse una sociología de la música?
¡Mal comienza la semana para los que ahorcan en domingo!
De la música en las crisis sociales
Las estaciones de Vivaldi o el colmo de la música programática
Artículo 900. De entregas y mucha música en Morelia
Melodía y armonía, vocales y consonantes
Siguió y terminó el Festival de Música de Morelia
Memorable jornada con The Orchestra of the Swan
Abrió el XXVIII Festival de Música de Morelia
XXVIII Festival de Música de Morelia
El Conservatorio de las Rosas en la UNAM
Las Variaciones Goldberg de Bach
El elixir de amor de Donizetti
En septiembre, de la música clásica mexicana
En septiembre, de la música clásica mexicana
Con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata
A propósito de nuestra Osidem, ¿qué hace un director de orquesta?
De la música en las Olimpiadas
Música para una intervención quirúrgica
Mis experiencias con las Carmina Burana
Las Carmina Burana con la Osidem
De nueva cuenta, en miércoles de la OCUM
La crítica y el comentario musical
Concierto-festival novedoso e interesante de la OCUM
Buen concierto con la Orquesta Sinfónica de Michoacán
Opiniones personales de la cultura y el arte
Franco Rivero y Ernesto Lecuona en Morelia
El Conservatorio de las Rosas en la UNAM
En ausencia de un presente, recordar
¿Es el hombre un animal musical?
Una vez más, de la música viva
De los programas de mano en los conciertos sinfónicos
Luces y sombras en el concierto de la Osidem
La OCUM adelanta la Semana Santa
De la música litúrgica de Michoacán
Alexander Pashkov y los estados de ánimo de un artista
Con la OCUM, en plena temporada
Concierto de Año Nuevo de la Osidem
De la música clásica en 2015 (segunda parte)
De la música clásica en el 2015 (primera parte)
Beethoven cumplió años la semana pasada
De la Banda La Asunción de Comachuén
Del \"bajo continuo\" en la música barroca. A propósito de un concierto reciente
Lindo concierto para cerrar el Festival de Música de Morelia
Magna función del FMM: Máscara Vs. cabellera