
Las campañas políticas, tanto para la titularidad de la Presidencia de la República como para la renovación del Honorable Congreso Nacional y de las varias gobernaturas, congresos de los estados y presidencias municipales, están muy cerca de terminar.
En el caso particular de Michoacán, la renovación del Congreso y de las autoridades enunciadas me parecen no prendidas, es decir, las campañas se miran flojas y pareciera que a los ciudadanos en lo general no les importan mucho, ni los partidos ni quienes aspiran a posición política alguna.
Entre la pobreza, (gramaticalmente) publicitaria, no destacan los desplegados aun cuando cubren un cuarto o media página, los lectores las pasamos sin siquiera ver de quien es la publicidad, sin que los eslogan de los candidatos se lean, pasan desapercibidos, no llaman la atención de los ciudadanos; al ver la publicidad en las partes laterales y traseras de combis y camiones pensamos en los costos sin que las imágenes de los candidatos las retengamos.
Los costos de las publicidad son altos y, su duración es pasajera, pues la gran publicidad en unos días más serán borradas o despintadas. Cuando se les pregunta a los ciudadanos quiénes son los candidatos de sus distritos electorales, qué ofrecen a la ciudadanía, realmente no saben, ni cuenta se dan de quiénes son, ni como se llaman.
Desde luego que hay mucha diferencia entre los candidatos a senadores, diputados federales y los que aspiran a una posición municipal.
En esta campaña, sobresalen, desde luego, los aspirantes a gobernar el estado o la capital del mismo, y principalmente el de representar a lo que antes era oficialmente la República Mexicana (hoy Estados Unidos Mexicanos).
De los cuatro aspirantes a ésta última posición, uno está consolidado y sigue adelante. El oriundo de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, va con una gran ventaja que, honestamente, no se puede revertir, y más ahora que los grandes empresarios prácticamente reconocen que la ventaja sobre Ricardo y, más aún, sobre Meade, es muy difícil de superar (salvo las trapacerías que desde el poder político saben muy bien realizar).
Sobre el joven Anaya se sabe y son públicas sus truculencias políticas dentro de su partido, al que casi lo deshace, desconociendo el poder que le queda al aún marido de la candidata panista renunciante, a la que meses atrás corrió del PAN, seguramente no olvidará las majaderías recibidas de Ricardo y de las recientes transacciones mercantiles de su pupilo o ex colega Anaya. Éste, quien amenazó incluso al titular del Poder Ejecutivo “de acusarlo por corrupción”, aún enojado, anda desesperado y, seguramente, muy nervioso por la transacción económica de casi 50 millones de pesos, que de un momento a otro, para reforzar precisamente a Meade, lo podrán eliminar políticamente. En Política, se decía, o se dice todavía, que se vale hablar de todos, menos de tocar ni con el pétalo de una rosa al titular del Poder Ejecutivo Federal.
El ataque anayista a Enrique, lo único que mostró fue su infantilismo político o la desesperación de un pupilo que casi destroza a su propio partido, dando así aliento al candidato que, de repente, se vistió de tres colores. Meade, ya con el emblema del partido oficial (que no despega), inicia una guerrilla contra Anaya indicando que es un vulgar ladrón.
Pero volviendo a Michoacán, particularmente al municipio de la capital del estado, desde hace varios días comentaristas políticos afirman que de los siete candidatos que eran, solamente quedan cuatro. Gobernar la capital del estado no es fácil, y para hacer un buen papel y servirle la sociedad capitalina se requiere mucha paciencia, indiscutiblemente tener las orejas muy grandes, como las del Tata Lázaro, pues solamente oyendo y poniendo mucha atención se pueden resolver las necesidades más apremiantes de los ciudadanos más necesitados.
Muertos y más muertos ¿Hasta cuándo?
Cinco, seis. ¿Cuántos serán mañana?
¡La verdad es que duele! La guerra en Michoacán
''En palacio... acto fúnebre''
¡Cuando los perros ladran, vamos avanzando, Sancho!
Adolf Hitler y Trump, dos tipos de cuidado
¡Al que madruga, Dios lo ayuda!
México ensangrentado, la guerra del petróleo
¡Perdón sí, pero castigo también!
Críticos falsarios y el beneficio de la duda
¡ México y el misterio del oro perdido !
¡Guachicoleros y guachiculeros!
¡Despacio Andrés Manuel... que vas de prisa¡
“Reconstrucción o refundición” ¡El perdere¡
De huracanes 'el más peligroso en el Hemisferio Norte'
Dos tipos de cuidado (Felipón y Chente)
¡Ponen alas en sus pies¡ Los miserables peregrinos
¡En 1988, nace¡ ¿en 2018, lo enterraran?
Para desandar el camino ¡hay tiempo Silvano¡
Los soldados al cuartel y los marinos a la mar
¡Lo que nos cuesta él que se va!
¡RIP AL PRD! ¿Lo querrán como socio?
Senadores y diputados... ¡Hay que martillar y burilar o cincelar!
La doctrina Estrada y la mano que mece la cuna
La guerra de las drogas, tan tan o batin tín
Lo que sigue no será peor de lo que ha pasado...
De globos de Cantoya y pronósticos boxísticos
Los suspirantes y Porfirio Díaz
¡Poderoso caballero...! Rico Mac Pato
La consigna, todos contra AMLO
En la guerra electoral, Peña nieto se sube al ring
¡Los mexicanos somos “mucha cosa”!
¡Huy que miedo... ahí vienen los rusos!
De sentimientos y sufrimientos, ¡ser o no ser!
¡Buscando una sombra que los cobije!
¡Sufragio efectivo, no reelección!
Andrés Manuel López Obrador, ¡el gallo a vencer!
Collares de flores para los elegidos
Torpeza política, ¿qué necesidad?
¡Aspiran, suspiran y tiemblan!
¡En jamelgos van, lanza en ristre!
Los jóvenes: esperanza de la humanidad
Uno grande y el otro enano (mosqueteros y jamelgos)
¿Se hunde el PRD, se fortalece el PAN?
Escuchar el ruido del silencio
Desvergonzados y desnacionalizados
Dilma, de la cárcel a la Presidencia
¿Por qué y para qué?, sin respuestas
Las orejas muy, pero muy grandes. ¿Cuánto muertos más?
Solalinde y el padre Concha Malo
¿Juicio político al presidente?
De torpezas, de muros y de miedos
En el último tercio de la corrida
Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario
Cambiar para no cambiar, ¿gatopardismo en Michoacán?
Gastan la pólvora en infiernitos
Míster Rico McPato o el tiro por la culata