
El uso indiscriminado de la tecnología trae al mundo de cabeza, decenas de compañías multinacionales gastan millones de dólares en la investigación permanente para incorporar nuevos usos, nuevas aplicaciones a los aparatos que enviarán al mercado, hacia la amplia red de consumidores ávidos de contar con lo más nuevo, con lo más sofisticado. Todos sabemos que hemos perdido individualidad, autonomía como seres humanos, y nos hemos convertido en comparsas y en subsidiarios de grupos poderosos que nos deslumbran con sus innovaciones, el reto es comprar lo más actual para sobresalir en sociedad: los celulares, las tabletas o las computadoras que marcan un status en cuya seducción fácilmente podemos caer. El hombre ha dejado de ser el humano para convertirse en un operador tipo androide que obedece a señales y mandatos ordenados en un chip, un chip que nos decreta cómo vivir nuestra vida, que nos comunica con los lejanos y nos aleja de los cercanos.
No sólo es el uso de la tecnología en la comunicación como tal, sino en todo lo que conlleva su “avance” para el medio ambiente: grandes máquinas pueden destruir bosques en unos cuantos días, explosivos y trascabos pueden abrir montes, empresas refresqueras pueden secar ríos, los campos han sido cubiertos de asfalto, las industrias han contaminado nuestro entorno; ¿realmente podemos llamar progreso a todo ello o más bien serán visos de un penoso retroceso?

(Foto: Cuartoscuro)
Vivilladas invitó a unos jóvenes a que externaran su opinión sobre el tema de manera libre, esto fue lo que expresaron:
Rocío Ramírez Soto: “Creo que esta nueva tendencia a consumir por consumir algún día nos terminará consumiendo a nosotros; es que al ser humano por naturaleza le gusta tomar lo que no es suyo y hacer uso de los recursos naturales como le plazca. Con el paso del tiempo las nuevas tecnologías están formando parte de nuestras vidas, en algunas cosas nos ayudan, como por ejemplo: estar más comunicados y tener conocimientos nuevos de situaciones que no pasan en nuestro entorno. Pero no se hace consumo responsable, no se piensa de dónde es que salen sus aparatos ni qué tantos procedimientos se tienen que hacer para elaborarlos; peor aún, no se razona qué pasa con ellos cuando ya no sirven ni cómo es que afectan al ecosistema ni qué tanto contaminan el medio ambiente”.
Anely Paola Santana Hernández, de Ciudad Hidalgo: “Somos un mundo consumista, rápidamente se renuevan los artículos electrónicos que salen al mercado para ser adquiridos por la sociedad, pero no entendemos que actualizar los artículos electrónicos es un factor que deteriora el ambiente ya que se genera más plástico, gases en las fábricas productoras, destrucción de ecosistemas, mayor combustión que genera a su vez calentamiento global destruyendo nuestro país y el planeta Tierra, que es maravillosamente mega diverso. La Tierra nos pide a gritos un cambio de mentalidades, pero sobre todo de acciones que vean por su bienestar, es urgente hacer un cambio”.
Carlos García Salinas, originario de Huaniqueo: “El uso de las tecnologías no ha traído grandes ventajas ya que nos facilita la vida cotidiana, pero su uso excesivo también trae grandes problemas. Muchas veces la usamos sin control, provocando así adicción ya sea por el uso inmoderado al querer tener el último modelo, ya sea del celular, computadora o cualquier aparato para estar ‘actualizado’. No comprendemos que el uso excesivo de dispositivos móviles puede llegar a tener consecuencias psicológicas, sociales y hasta padecimientos físicos. Uno más de los problemas empieza cuando se utilizan los recursos naturales de manera excesiva o cuando se utilizan recursos que duran mucho en degradarse como son los plásticos, vidrios, el unicel, entre otros. Esto es perjudicial para el medio ambiente ya que la contaminación atenta contra nuestra propia salud y causa un efecto negativo en el medio ambiente. Se dice que somos los reyes de la naturaleza pero no nos damos cuenta de que somos minoría, una minoría que trata de sobrepasar límites para demostrar que no somos tan vulnerables, que somos dueños de algo que nunca nos pertenecerá”.
Érika Meza García: “En esta era de la tecnología nadie quiere quedarse atrás con todos los avances tecnológicos que hoy en día están presentes, esto debido a que sentimos que para ‘encajar’ en la sociedad debemos tener el mejor celular o la computadora más nueva. Pero, ¿realmente nos damos cuenta de lo que la tecnología implica en nuestras vidas? La realidad es que no lo hacemos, no somos conscientes de que estamos esclavizados a un teléfono o cualquier otro aparato tecnológico. ¿No lo crees? Si es así sólo observa: creemos imposible realizar cualquier operación aritmética sin ayuda de la calculadora del teléfono, evitamos escribir en una hoja de papel lo más que sea posible, y si quieres conocer personas nuevas no tienes que salir, basta con abrir tus redes sociales, las cuales revisas a cada instante no necesariamente en tus momentos de ocio. Lo anterior no es una oposición rotunda ante el uso de la tecnología, sino al abuso de ésta. Si bien nos brinda un mundo entero de información y beneficios, al depender tanto de ella estamos olvidando el mundo real y las muchas actividades que se pueden realizar en el exterior que incluso permitirían mejorar tu salud o tus relaciones. Le damos el papel de ‘inteligencia’ a un aparato y pensamos que nosotros no podríamos hacer ciertas cosas sin su ayuda. Detrás de ella están grandes empresas aumentando capitales con base en buena mercadotecnia que atrape al público en general sin importarles los recursos que deban explotar para ello. Después de esto, piensa, ¿cuánto tiempo has perdido de tu vida con un celular, computadora u otro avance tecnológico en tus manos en algún momento que realmente no lo necesitabas?”.
Guadalupe Palato Silva, Chilchota: “Hace medio siglo nuestros ancestros no usaban nada de estos aparatos y parecían vivir bien. Podemos usar la tecnología para avances médicos o fines educativos; sin embargo, parece que necesitamos un teléfono celular o una computadora para vivir bien. Muchos de estos aparatos están causando más enfermedades de las que antes había, y se suponía que el propósito de los avances científicos las disminuiría. Queremos encajar en nuestro entorno teniendo las cosas más nuevas sin importarnos el costo que éstos tienen y no es sólo costo económico, sino también el costo al destruir la naturaleza. ¿Vale la pena tener los mejores aparatos para encajar en una sociedad que está en riesgo de desaparecer?”.
Los jóvenes han hecho reflexiones, todas interesantes, ahora lo importante sería que los gobiernos y los poderosos industriales tuvieran un ápice de conciencia y que la educación influya en las nuevas generaciones. Todos lo vamos a agradecer. También Erick Meza escribió: “Hoy somos menos parte de la naturaleza y más parte de la tecnología”.
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